Ayer la selección española de fútbol sub 19, goleó por 5-0 en las semifinales del campeonato de Europa. Fué televisado únicamente por algunas autonómicas y hoy aparece una breve reseña en los periódicos acerca del partido. Queda claro, por las crónicas, que el periodista que ha hecho la nota no vió el partido, vaguedades acerca del juego y los goles contados con un grado de detalle máximo, es decir vió el resumen. En general el desconocimiento acerca de los jugadores es evidente, y solo se reseña si el mismo es procedente del Madrid o Barça. Por el contrario hoy aparece a toda página la presentación de un crack???? como Emerson, o el partido del Atlético de Madrid contra el Cottbus en Alemania.......
A diferencia de la selección absoluta las categorías inferiores del fútbol español cuentan con numerosos títulos. Cuando ocurre un feliz acontecimiento como el que está aconteciendo siempre las "inteligentes páginas de la prensa deportiva" plantea el mismo dilema, por qué estos jugadores no triunfarán????
Para mí hay tres causas principales: Falta de presión mediática, falta de oportunidades, y falta de carácter ganador de nuestros jugadores.
Falta de Presión Mediática. En este mundial se está saliendo un jugador de la cantera del Real Madrid que se llama Juanma Mata. Es pequeño, rápido, con buen disparo de zurda, visión de juego, y pese a ser media punta es el máximo goleador del torneo. Este jugador viene apuntando desde pequeño y este año fue la pieza clave para que el Real Madrid le endosase un 4-1 a su entorno rival en las semifinales de la Copa del Rey de Juveniles. Bien hace dos años Lionel Messi destacó en un mundial juvenil, siendo portada de los principales diarios de sus pais........posteriormente en sus etapas en las categorías inferiores del Barcelona recibión un amplio despliegue mediático, y todos conocemos en donde se encuenta ahora. Pongamos un caso similar el de Giovanny Santos jugador mejicano en edad juvenil que fue fichado con un despliegue mediático espectacular. Un último caso, hoy se le da un amplio despliegue al Kun Agüero, jugador que no ha debutado con su selección y que ha realizado un decente torneo clausura. Ha sido fichado en edad juvenil por el Atlético de Madrid.
Falta de Oportunidades.¿ Dónde jugará Juan Mata al año que viene? ¿ Dónde jugará Gerard Piqué al año que viene, y en dónde estarán el resto? ¿ Cuando hubiera explotado Cesc Fábregas si se hubiese quedado en España? ¿ Deben marcharse todos fuera de España para progresar? ¿ Por qué en España solo la cantera del Sevilla dá sus frutos? ¿ Por qué Fernando Llorente la máxima figura de lezama y un delantero que lo tiene todo jugó tampoco en un equipo defensor de la cantera como el Athletic?
Falta de Carácter ganador de nuestrosjugadores: Se pueden citar grandes figuras en categorías inferiores, líderes en la selección, cuya carrera deportiva ha sido un desastre, en el mejor de los casos han jugado en primera: Nano, Sandro, Mario Rosas, Robaina, Sebastian Losada, Jofre, los hermanos García (Roger, Genis, Oscar), Oskitz, Arteta, David Aganzo, Santamaría, etc....Todos tienen algo en comun técnicamente perfectos, pero con horchata en las venas. Una conclusión es clara, debemos fomentar el espíritu ganador de estos jugadores, la famosa furia hispana se debe convertir en espíritu ganador, Luis Enrique, Puyol o Raúl deben ser el ejemplo a seguir
Celebremos el título el domingo, pero pongamos los remedios para que esta generación nos de alegrías en Sudáfrica 2010 (Adán, Marc Valiente, Piqué, Javi García, Suárez, Diego Capel, Mata y Bueno).
José Manuel Estrada. Ascensión y caída de un pivote. Matorretratos III
La vida es un viaje en barco en el que, a veces, naufragas y caes solo en una isla. Puede que hayas disfrutado del sol de cubierta y, cual modelo renovado de los hermanos Marx, hayas logrado llenar tu camarote de rubias siliconadas. Puede que en el crucero hayas tomado caviar, Dom Perignon e incluso te hayan dejado llevar el timón, pero cuando llegas a la isla y no puedes comer más que unos cocos, tu única posesión es la nostalgia. Esa posesión es la única que sigue contigo cuando encima, te echan de la isla.
Todo esto le ha ocurrido al Pipi Estrada. Ahora sólo tiene un tatuaje con un corazón junto a la inscripción “Terelu” y más recuerdos de los que cualquiera alcanzaría en diez vidas.
El Pipi era un tipo corriente, que tenía un don: jugaba bien al fútbol sala. Desde su posición de pivote, organizaba la vida de su equipo mientras vivía la suya cotidiana. Fue entonces cuando lo descubrió José María García. Su carrera en Inteviú Lloyd’s fue tan fugaz como sus eyaculaciones. Se corrió pronto y se lesionó para siempre. Sólo la generosidad de García podía librarle de un futuro sin futuro. Y el Butano le ofreció el regalo de la intelectual compañía de Roberto Gómez junto al túnel de vestuarios.
Allí ambos se convirtieron en Zipi y Zape. O mirando sus cuerpos, más concretamente, en Flash Gordon y Don Pantuflo Zapatilla. Sabiéndose su salvador, García aprovechaba cualquiera de sus indocumentados comentarios, para descojonarse de ellos en antena. Pero al lado del vestuario, era alguien. Había gente que lo escuchaba. E inauguró un género: el de la entrevista sin respuesta.
Sus estudios en la universidad de la vida le hicieron darse cuenta de que los futbolistas no tenían nada que decir, así que si no decían nada ellos, lo decía él. Por eso, su carrera radiofónica se basa en preguntas de más de tres minutos contestadas por locuaces futbolistas con un monosílabo o un gesto. Era tal su incapacidad que al final, García, que lo quería como a un hijo y lo reprendía como a un hijo, le quitaba por costumbre los auriculares para hacérselos poner al futbolista y preguntarle directamente él. Por supuesto, en cuanto éste empezaba a contestar, Supergarcía volvía a interrumpirle con otra pregunta. Ante su falta de impacto, intentó ganarlo por otros medios y procuró relacionarse. Empezó a hacerlo con los entrenadores de porteros y pasó a hacerlo con las compañeras periodistas. El primer contacto le generó ciertos datos confidenciales, que le llevaron a anunciar las primicias de los fichajes de Lubo Penev y Rafa Márquez por el Real Madrid. El segundo contacto le llevó a “entrar” en antena sin ningún miramiento a Eva Turégano.
Y es que Pipi ya se había dado cuenta de que su porte aristocrático de galán de los Picos de Europa le proporcionaba ciertos contactos adicionales a los de su mujer. Entre su pañuelo en el bolsillo, sus gracietas de bocadillo en la obra y un complejo de Peter Pan que dejaría en ridículo el de Marc Ostarcevic, inició una carrera sin tregua que pasaba invariablemente por Gabana y acabó con la estampa de su señorial ropa siendo tirada por la ventana por su incomprensiblemente celosa esposa. Eran momentos en que hubo voces que lo compararon con Michael Douglas. Era tal su adicción al sexo, que en su afán de parecerse al actor, confundió a Catherine Zeta-Jones con Terelu Campos. Eso no le llevó a abandonar Gabana, pero sí a aprovechar la presencia de las cámaras para manosear la entrepierna de su rubia en pleno instinto básico.
Su popularidad definitivamente había alcanzado la del actor. Sus entradas y salidas de los restaurantes no parecían precisamente las de un exjugador de fútbol sala. Pasó de entrevistar a ser entrevistado. Pasó de ofender a ser ofendido. Pasó de dejar a ser dejado. Pasó de disfrutar del barco a sobrevivir en la isla. Y pasó de la isla a la cola del INEM. Él solo, con su nostalgia.
Ultimados los fichajes de Morientes y Del Horno, recuperados de sus cesiones Silva y Gavilán, y a falta de un extremo diestro con el que finiquitar la plantilla (¿Simao, Joaquín, Cristiano Ronaldo?), el Valencia echa a andar con la apariencia de ser quien mejor se ha reforzado.
Una vez más, el truco ha sido aceptar las plusvalías y recalificaciones de terrenos, olvidarse de buscar ingresos vía venta de camisetas fosforescentes y centrarse en las carencias del equipo. La distribución de goles del año pasado dejó claro una cosa: la sobredependencia de David Villa. Para ello, le han fichado a un delantero contrastado, buen compañero, y que aporta lo que le falta al excelso asturiano: juego aéreo. Además, la notable visión de juego de ambos puede proporcionar paredes y combinaciones que destrocen murallas. Esperemos que la ciclotimia del Killer de Sonseca no se encargue de tirar abajo todas estas virtudes.
La segunda carencia era la de un lateral izquierdo. La decreptitud de Carboni le llevó del campo al banquillo, y de éste al palco. Ahora decide los fichajes y ha visto que en el campo no podía seguir Moretti pegado a la cal. Ni su cintura está para aguantar a extremos, ni su velocidad está para aguantar delanteros que le cojan la espalda, ni su técnica le permite pasar de la medular. Por eso ha fichado a alguien que no vale gran cosa defensivamente (ni Mourinho ha conseguido enseñarle), pero que aporta profundidad, buenos centros y llegada de cabeza.
Teniendo dos productos nacionales, lo que le faltaba al Valencia era el compromiso ché, la renovación juvenil, calidad en el último pase y un reemplazo ante las lesiones de Vicente. Todo esto lo aportan Silva y Gavilán. Esperemos que les den tiempo para demostrarlo.
En definitiva, Quique y Amedeo han confeccionado una nómina que les debería llevar a luchar por la Liga, por la Copa y por la Champions. Hay cantidad y calidad para pelear con el Barça y batir sobrados al Madrid. Tienen recursos para romper defensas con pases diagonales a las bandas, para jugar a la contra buscando los espacios, y para aguantar el resultado parando el partido. Tienen capacidad para ello. Ahora les falta fútbol. Es el momento de que Quique demuestre de que es capaz de conseguir generarlo.
Ya sé que la emoción os embarga, la respiración se os entrecorta y la sangre se coagula. Y es que sólo quedan dos días para una nueva edición de los Matorretratos. Imagino que tenéis pistas de qué infame periodista deportivo voy a abordar. Daré ahora únicamente dos pistas: es hombre, y muy hombre. ¿Tenéis ya alguna idea? ¿Dudáis entre varios personajillos? Estad atentos a la página, daré nuevas pistas cada cierto rato. El primero que lo acierte será convenientemente agraciado.
Los italianos, siempre preocupados por ir a la última en lo que a diseño se refiere, han propuesto estos modelos para las próximas temporadas de la Juventus de Turín.
Tengo la sospecha de que medidas como la que se está estudiando tomar -de aumentar a cinco el número de equipos que pueden ascender de categoría- es, como incluír una lima en cada uno de estos nuevos uniformes.
En estos días, en Italia no se habla de fútbol. Se toca el tema y se crean esos silencios incómodos. Resulta algo evitable hablar del mundial porque se termina hablando de cabezazos y provocaciones y poco del juego (tal vez por que fue muy poco). En cuanto al calcio, se habla de abogados, de sentencias, y de compras y ventas tampoco se habla de cuestiones deportivas:. Lo dicho, en Italia no se habla de fútbol: se canta.
A escasos diez días de que la squdra azzurra levantara la copa, es imposible pasearse por las calles italianas y no percibir la constante melodía. Dentro de una gelatteria, en medio de un concierto, en un autobús, en la cola de un museo, en un ristorante, en cualquier calle desierta, de madrugada. A la menor provocación se escucha el que se conoce como el POO-PO-PO-PO-POO-POO que no es más que el simple tarareo del tema Seven Nation Army de Los White Stripes. En versión himno romano inyectado de testosterona.
Todo comenzó en un partido entre el Brujas y el Roma. Al anotar el primer gol, los belgas, pecando de ingenuos, se pusieron a festejar el triunfo, con dicha canción de fondo. Los romanos se apegaron al librito, empataron, remontaron y terminaron dedicando a los belgas una dosis de su propia medicina, cantando aquel sonsonete entonces desconocido para ellos.
El tema, que los tifossis del Roma heredaron a los azzurri, se convirtió en el grito de guerra del munidal de 2006, y finalmente el el himno del truinfo (no perderse este podcast donde el Sopitas relata su experiencia en la Final, el cántico y el “Amuleto” de Del Piero).
Para cualquiera que carezca de lazos sentimentales con Italia y su selección de fútbol, la insistente repetición del mantra al principio le paracerá algo curioso, después tal vez hasta gracioso, luego un tanto tedioso y después de unos días puede llegar a ser realmente expasperante.
Para todos menos para Jack White, compositor del tema, que está encantado por el hecho, y por el cobro de regalías por el disco más vendido, la canción y el tono-politono-mp3 para móvil más descargados de la temporada. Eso sin siquiera imaginarse lo que podrá convertirse cualquier concierto de los White Stripes en Italia.
Fernando Torres tiene pie y medio en la Premier. Pese a los desmentidos del Club, Bahía Internacional y la familia Gil llegaron un acuerdo verbal por el que deberían dejar marchar a Fernando del Atlético a final de temporada si el equipo no entraba en competiciones europeas. Las únicas condiciones que debe cumplir el traspaso son el igualar la mejor oferta recibida hasta el momento (38 millones de euros de las Urracas del Newcastle) y el consentimiento del jugador.
A estas alturas de vuelo, de poco o nada vale la palabra de los Gil, pero lo cierto es que el jugador está a dos años de la finalización del contrato, los Gil tendrán que vender si quieren ver algún euro, y a su vez, tampoco creo que Torres y sus representantes jueguen la baza de quedar como agente libre a finales del 2008. Aquí todos locos por la música.
Tras el colapso del fútbol italiano y el fichaje de Gudjohnsen por el Barsa, Inglaterra parece su destino. Máxime cuando podemos ver su nombre en la web oficial del MUFC o cuando Cesc reconoce el interés de Wenger como posible relevo generacional de Henry. Arsenal o Manchester, está claro que el jugador saldrá tremendamente beneficiado con su salida. Acertará al recalar en una liga de gran ritmo, con partidos de ida y vuelta, donde podrá explotar sus cualidades físicas innatas, su poderosos juego aéreo y sus geniales remates. Por otro lado, al irse aparcará las envidias y celos que produce en todos los campos de España y podrá ser mejor valorado desde la distancia. Progresará, crecerá y sin duda triunfará.
El único perjudicado es el seguidor atlético, que ha visto crecer al Niño y ha disfrutado sobremanera de un jugador distinto, 100% espectáculo, que desde los 18 años se echó el equipo a sus espaldas y lo dio todo por sus colores. ¿Cómo no vamos a entender los atléticos a Torres? Los colchoneros estamos hasta la polla de ver cómo tiran por la borda su esfuerzo con una lamentable gestión deportiva.
ROBERTO GÓMEZ. El sueño americano con pasaporte de Extremadura. Matorretratos II
Roberto Gómez es la demostración palpable de la existencia del sueño americano con pasaporte de Extremadura. Demuestra cómo se puede hacer de la necesidad, virtud; y del defecto, efecto. Demuestra cómo en este país no importa lo tonto o listo que seas, si haces ruido, serás alguien. Es tan notable su ascensión que sólo su caída se presenta tan atractiva.
Y es que en poco tiempo ha pasado de ser el bufón de García a liderar tertulias televisivas en prime time. De ser ignorado sistemáticamente por la audiencia a ser el mayor generador de ingresos por mensajes de Radio Marca. De ser mofa en el colegio a ser hombre-anuncio, como en la foto. Su mayor capacidad es no generar indiferencia. Aglutina insultos como sólo es capaz de hacerlo Arzalluz. Es más, hay analistas políticos tan serios y neutrales como Miguel Ángel Aguilar y Pilar Rahola que ven en Roberto al causante de la baja difusión reciente del exjesuíta pacifista.
La audiencia ya no ve o escucha programas, sólo se posiciona a favor o -sobre todo- en contra de Roberto. Es como Marlon Brando. Y no sólo por su peso, sino porque puede haber veinticinco personas en una tertulia, que sólo puedes fijarte en Roberto. Hace poco hice una entrevista de trabajo a un tipo que parecía normal hasta que de repente, decidió posicionarse en la vida. Y no lo hizo poniéndose a favor de la pena de muerte o en contra del aborto y la eutanasia, lo hizo declarándose fan de Roberto Gómez. En ese momento perdió el puesto de trabajo. Al rato, descubrí que era un desequilibrado con tendencias esquizoides.
Es obvio que su talento es escaso. Ni vocaliza bien en la radio, ni sabe mirar a pantalla en la tele, ni sabe conjugar el uso de los verbos por escrito. Sus opiniones suelen carecer de la lógica más básica, su memoria de mal estudiante le hace proporcionar datos sistemáticamente erróneos, y sus primicias tienen la fiabilidad de una portada del “As” un domingo sin fútbol. Pero ahí está, triunfando en todos los medios posibles, convirtiéndose en un hombre renacentista pese a tener un cuerpo más propio de un exsenador romano.
Y es que Roberto Gómez es la demostración de que, en el deporte, el tamaño tampoco importa. Cultiva su físico con la misma premeditación y alevosía que Mister Olimpia. Sólo que ha pasado de deglutir en el VIP’s de Neptuno a comer y cenar a diario en el Asador Frontón. Y ha pasado de sólo hablar con el camarero a departir con presidentes y directores deportivos.
Alguien comentó hace poco que este mundial había tenido una media de goles realmente baja. Sin entrar en estadísticas, ni tan siquiera comentarlas esto merece un pequeño análisis.
Grandes jugadores de fútbol, se olvidan en el baúl de los recuerdos sin rendirles tributo a su valor, a su oficio, a su entrega y como no, a su tremenda clase. Me refiero a gente como Bernardo Schuster, como Fernando Redondo, como Pep “epo” Guardiola o por supuesto el grandísimo y poco valorado Juan Vizcaíno. Ellos eran el eje de sus equipos. Con independencia de su técnica metían al equipo en el partido, pases largos, pases cortos, paredes, remates, tiros de falta, en fin eran jugadores completos. No necesitaban una escoba detrás para tapar huecos, ya que estos no existían. Manejaban el “tempo” del partido a su antojo. Estaban acompañados de extremos, gente pegada a la banda, rápidos y habilidosos. Gente comprometida que lo mismo que subian, volvían a bajar. Por supuesto el equipo tenía que jugar muy junto para aguantar ese ritmo. Eran esos tiempos en los que se miraba más hacia arriba que hacía abajo, en los cuales se pensaba que si teníamos la pelota, se marcarían más goles que el contrario. Se jugaba con velocidad, con pases al hueco, con paredes, el fútbol era un espectáculo. Quien no recuerda al Dream Team, quien no recuerdo la brega y clase de Redondo, con el malogrado rombo.
Es más, estos jugadores hacían grandes a los que hasta la fecha han sido los mejores jugadores de la historia. Hoy el medio punta, ese jugador que incordia a las defensas ha desaparecido.
Hubo un jugador al cuál admiré toda la vida, y se llamaba Michael Laudrup. ¿A quién tenía detrás? Nada más y nada menos que a Guardiola y Redondo, casi nada. Como él, otros muchos otros que ni siquiera comento, todos lo sabéis.
Hoy en día todo está perdido. El medio centro tiene una sombra que le cubre los huecos, no arriesga, juega para atrás y como mucho horizontalmente en corto. Arrastra al cerebro a jugar en pases en corto. Muchas veces esto provoca atasco y nula salida del balón. Incluso es más fácil de defender. Estoy cansado de verlos jugar en la misma línea y ver una enorme mancha de color verde entre estos y los delanteros. Y es la causa por la que normalmente el delantero juegue de espaldas a la defensa, y sea muy fácil arrebatarle la pelota. El delantero necesita mirar la portería contraria. Hoy en día miran la suya propia. Ejemplo clarísimo el de Francia en este mundial. Madre mía los balonazos a los que el rápido Henry iba mirando mientras corría para no chocarse con los defensas. Además incurre a que los laterales no lleguen arriba, y se queden a medio camino, lanzando centros sin sentido que no tienen problemas para el rival.
Por eso no hay goles, por eso no hay espectáculo. Parece un partido de ajedrez. Hemos olvidado cosas tan sencillas y bonitas como el fútbol rápido, el botón de triangulo en el ISS, ese botón que da o daba un pase al hueco. PASE AL HUECO… buff, cuanto tiempo sin verlo. Yo desde luego soy un romántico del fútbol que nos abandonó hace pocos años y cada vez me gusta menos el fútbol que me rodea.
Tras dos semanas de Calderón en el cargo, parece que el Madrid quiere tener una política deportiva. Las contrataciones de Mijatovic, Míchel y Capello y los despidos de Butragueño y Ramón Martínez dejan a las claras la voluntad de dar un nuevo rumbo.
Tras tres años sin títulos, con una plantilla en la que se mezclan jóvenes adquisiciones sin copas que recordar con jugadores tan contrastados que apenas tienen nada que desear, parece el momento para afrontar un cambio, para definir una nueva política. Pero parece que sólo se quiere definir un plan.
Las intenciones de Fabio Capello son las mismas que siempre ha tenido en todos los clubes que ha estado: Ganar hoy, perder mañana cuando yo no esté. Lo hizo en el Milán, que lo dejó como un solar, y lo repitió en el Madrid. Lo logró en la Roma y al año siguiente, mientras él ganaba el scudetto en la Juve, los giallorosso se disputaban el descenso en la última jornada. No fue coincidencia. Quiere volver a repetirlo.
La vida para Capello dura una temporada. El tiempo de exprimir la fruta y bebérsela. Para eso hacen faltas naranjas maduras que garanticen buen zumo hoy. A las naranjas jóvenes que las madure otro. Su mensaje militar no vale para crear o desarrollar, sólo vale para fundir. Si uno analiza su currículo no hay un solo jugador al que haya lanzado, por el que haya apostado cuando no era nadie. Quizá por eso tiene tantos títulos, quizá por eso ha contribuido tan poco al fútbol. Por eso ahora busca a Cannavaro y a Emerson, a Zambrotta y a Van Nistelrooy. Son jugadores extraordinarios, naranjas maduras que terminar de exprimir. A los dos años no quedará nada de ellos. Como ocurrió con Batistuta, con Savicevic, con Illgner, con Weah o con Nedved. Otro se comerá esa pulpa. Él estará en otro sitio recolectando la mejor cosecha.
Los jueves, milagro. Los jueves, el ecuador de la semana. Los jueves salen las revistas del corazón. Y los jueves llega… ¡el Matorretrato!
Ya sólo faltan dos días para que puedas conocer en persona a Roberto Gómez. Tranquila, no te toques todavía. Tendrás tiempo para disfrutarlo…
Sólo avanzo el título ("El sueño americano con pasaporte de Extremadura") y algo de su contenido. Descubrirás los secretos que le unen a Xabier Arzalluz.
Es muy fácil hablar del estado físico de los jugadores y caer en la demagogia. Intentaré no hacerlo. Ustedes juzgarán si lo consigo.
El pasado viernes, la plantilla del Madrid tuvo la primera prueba física de la pretemporada. Tenían que recorrer tres kilómetros. Y tenían que hacerlo en un tiempo preestablecido: doce minutos.
Cuando estaba en 3º B.U.P., con el cuerpo a medio formar, los testículos sobredimensionados y la barba por asomar, nos hacían practicar la prueba de Cooper. Consistía en correr durante doce minutos y medir la distancia que se recorría. Como en todas las clases, también en la mía habían los rápidos, los lentos y los torpes. Yo pertenecía a esta última especie. Es más, sigo haciéndolo. Sólo que para evitar demostrarlo, comencé a correr tres ratos a la semana. Pues en aquel momento, con musculatura de niño y condiciones de anciano, hice 3200 metros en esos doce minutos. Yo no era una excepción, todos los niños hacían marcas entre los 2800 y los 3500 metros.
El pasado viernes, el Madrid hizo la prueba. Sólo cuatro jugadores consiguieron llegar a los 3000 metros. Uno siempre piensa en que deben ser alguno de los superdotados, gente nacida para romper marcas. Pero los que lo hicieron fueron Raúl Bravo y Arbeloa, Baptista y Jonathan Woodgate. El pobre cojo inglés llegó mucho antes que los superdotados. Alguno de esos superdotados casi no llega. Al llegar, Antonio Cassano desplomó su 1,75 y 86 kilos sobre la pista. Eran seis más que los que pesaba hace un año en la Roma.
Capello se aprestó raudo a publicar el peso de su bambino. Tiene que ganarse a la afición, tiene que justificar la mano dura.
Ustedes dirán si yo he caído en la demagogia. El que cayó sobre la pista fue Cassano.
En 2006 Italia ha conseguido su 4º mundial setenta y dos años después de conquistar su primer título en la segunda edición de estos campeonatos. Cualquier parecido entre ellos es mera coincidencia. En el año 1930 se celebró en Uruguay la primera edición de la copa del mundo en la que participaron 13 paises, 19 menos de los que han acudido a Alemania este año. Uruguay ganaba el primer título y quedaba fuera de la fase final del último eliminada por Australia, un país de proscritos y olvidados en el año 30. Los estadios alemanes se han abarrotado de turistas de todos los rincones del mundo mientras que a Montevideo, única ciudad donde se compitió, apenas llegaban aficionados del otro lado del río de la plata. Pero si a través de los datos es evidente que el torneo ha cambiado, a través de la evolución del juego lo es todavía más.
Los mundiales-aventura. Las expediciones mundialistas toman su nombre de lo que estrictamente significaba la expresión entre la década de los años 30 y la de los 50. Los equipos eran despedidos en los puertos por multitudes de decenas de personas y bien podían confundirse con los hombres que seguían a Amundsen o Livingstone a conquistar el mundo y la gloria. El torneo era un corto intervalo de tiempo entre las largas semanas de viaje para llegar de un continente a otro. Los futbolistas eran hombres de honor, en el sentido más sagrado del término, que lo ponían en juego en cada partido. Las crónicas llegaban a sus destinos junto con los protagonistas y eran leídas como relatos de épica y patriotismo. Y el fútbol, el juego, era lo que lo contenía todo. Era aventura, honor, épica, patriotismo, gloria.
Los mundiales-escaparate. El gran espectáculo de los mundiales de fútbol abarca desde al año 1958 hasta el mundial de España. Ampliados como por una gran lupa gracias a la televisión, las grandes figuras y los grandes equipos acuden al mundial a demostrar a todo el planeta de lo que son capaces. A confirmar leyendas transatlánticas y enseñar nuevas formas de juego. Pelé conquista 3 mundiales emergiendo como un niño-estrella y terminando al mando del que posiblemente haya sido el mejor equipo de fútbol nunca visto. Un equipo con un juego que no necesitó apellidos para quedar en la historia. Holanda alumbra el fútbol total entre el 74 y el 78 y demuestra que no es necesario ganar para triunfar. Bobby Charlton escenifica en la final del 66 el ´sangre, sudor y lágrimas´ de W.Churchill y Maradona esboza en el 82 lo que sucede, con 4 años de retraso, en México 86. El fútbol, el juego, es lo que se vió allí.
Los mundiales-negocio. En España ´82 compiten ocho equipos más que en argentina ´78 y en Francia ´98 ocho más que en EEUU ´94. La FIFA ha encontrado la gallina de los huevos de oro y se dedica a explotarla codiciosamente. El mundial de fútbol, bajo el mentiroso y prostituido término de mayor espectáculo del mundo pasa a ser el mayor negocio del mundo. Los futbolistas son un medio pero el fútbol no es el fin. Agotados por inacabables temporadas que aumenten el beneficio, los jugadores llegan sin fuerza físca ni mental. Ya han dado lo mejor de sí mismos y cualquier aficionado lo ha podido ver desde las antípodas del planeta. No tienen nada que demostrar y los equipos tratan de no ser peores que el contrario. En los últimos 19 años los mundiales no le han dado absolutamente nada a los aficionados al fútbol ni a su propia historia. Pero las cajas registradoras no dejan de sonar. El espectáculo debe continuar.
Como bien sabéis, este blog no nace del amor, sino del odio. Del odio a una prensa deportiva que diariamente supera sus propios límites de incultura y banalidad. Anonymous se quejaba a gallarre de lo fácil que era criticar a los comentaristas deportivos. Bien, como no me gusta lo difícil, sino lo fácil, voy a crear una sección exclusivamente dedicada a criticar. Y nada de crítica constructiva, yo voy a hacer crítica destructiva. Sí, como soy un mierda, voy a aprovechar el anonimato que da la Red, para dedicarme a criticar impunemente, sin remisión, haciendo supurar las llagas de las heridas de la calaña de la prensa deportiva. Van a ser los MATORRETRATOS.
Dicen que uno puede engañar a todo el mundo durante un tiempo, pero no durante todo el tiempo. En el caso de Paco González, estoy deseando que llegue ese tiempo.
Si excluimos a José Manuel Parada y a las películas de Joselito, pocos éxitos sostenidos son tan inexplicables como el de este sujeto. Su presencia en el podio de la audiencia desde la salida de García de la COPE sólo es explicable desde tres supuestos. El primero, que el pueblo sea tan rematadamente tonto como para entender a este bobo demagogo. El segundo, que las encuestas del EGM tengan la misma fiabilidad que una portería con Sánchez Broto. Y el tercero, que las opciones en las otras emisoras sean igual de involuntariamente cómicas.
La curiosidad es que ha tenido que ser el habitualmente estúpido público televisivo el que se ha dado cuenta de la estulticia de este personaje y le haya dado la espalda con shares que hacen masivos los de los documentales de construcción del canal 67. A ello no han ayudado ni sus maneras de imitador de imitadores de Javier Sardá, ni su alopecia camuflada por un flequillo estirado, ni sus chaquetas de terciopelo de niño pijo de Embajadores.
Y es que su medio es la radio. Y su sitio es en compañía del animado animador de Pepe Domingo (tranquilos, habrá sitio para él en los Matorretratos). Es ahí donde saca partido a sus “ejándalos”. Es ahí donde explota su lenguaje que trata de ser moderno cuando parece sacado de un revival de la movida. Frases tan intelectuales como “es un ejkema que mola” han contribuido a elevar el nivel sociocultural de este país. Sin embargo, como conoce el suelo que pisa, cuando pasa al medio escrito -y es que es un Leonardo da Vinci del periodismo deportivo- pasa a utilizar un léxico manido que firmaría el mismísimo Juanma Lillo en un arrebato de argentino. Claro, que aunque manido, como no tiene mucho, acaba diciendo la palabra “volante” cuatro veces en una columna de seis líneas. Pero bueno, volvamos a la radio, volvamos a su medio.
Igual que en Cristo, también hay un antes y un después en Paco González. Es el momento en que le ponen a José Ramón de la Morena de jefe. Si hasta entonces su carrera profesional iba por meandros de trivialidad bienintencionada dentro de campañas a favor de Prisa muy malintencionadas, cuando ve la senda cómica que trata de imponer “Joserra”, decide subirse a su carro y bajar al infierno. A partir de ese instante, nuestro entrañable Paco bucea en su interior y encuentra un “yo” graciosillo que no movería la mandíbula ni al mismísimo Teniente Risitas. Su repertorio cómico es notable: juegos de palabras más vistos que “Médico de familia”, dobles sentidos que no requerirían ninguno y chistes sexuales que pasarían la censura hasta en Bhután. Tiene tan poca gracia que todos agradeceríamos que pasara sus enfrentamientos con Manolo Lama al ámbito pugilístico.
Quizá por eso el mejor momento radiofónico que ha vivido fue cuando fue tan importante como para que Luis Aragonés le dijera mirándole a los ojitos y en antena que “es mala persona, que lo sabe porque es un falso que ha engañado a muchos amigos suyos”. Ese día hubo levantamientos en las camas que se asemejaron al de Lázaro en sus tumbas. Fuimos muchos los que pedimos su cabeza, pero él sin embargo decidió pedir la de Florentino. Sí, quizás su momento de objetividad más destacable fue en unas elecciones del Madrid. Harto de apoyar a Sogecable por todos los medios posibles, intentó defender el vergonzante contrato que con su dueño había firmado Lorenzo, llegando al extremo de enunciar en plena jornada de reflexión de las elecciones: “Socios del Madrid, si votan a Florentino, tendrán las cuentas saneadas; si votan a Lorenzo Sanz, ganarán muchas Copas de Europa”.
Y lo peor no son sus formas, ni siquiera su fondo. Lo peor es que está dejando un legado. Cada vez la prensa deportiva se parece más a él. En lo poco que sabe de fútbol, en lo nada que aprende y en lo mucho que idiotiza. Para muestra, un botón: su equipo. Sin duda, su mayor habilidad es elegir a sus colaboradores. Gracias a que se rodea de gente tan banal e inculta como él, sigue siendo el jefe.Sigue engañando a todo el mundo hasta que llegue su tiempo. Espero que ya haya llegado.
Julen Guerrero: Alma de ganador, equipo de perdedor
Hace sólo un par de días que Julen Guerrero se retiró, pero hace mucho que nos dejó. Sé que es fácil opinar de este tema como cualquier "comentarista deportivo", pero pocos pueden hacerlo desde mi atalaya, pocos se han leído su biografía "Alma de ganador".
Dotada de un estilo literario que haría enrojecer de orgullo a la mismísima Gemma Santos, su hagiografía provoca algunas de las más viscerales reacciones que un libro puede generar: éstas van desde el vómito hasta la diabetes, desde el hastío del ídolo hasta la creencia en un ser superior. Pero bueno, no estamos aquí para hablar del contenido ni del continente, sino del glosado.
Nacido a la vida un 7 de enero, Julen fue un regalo de Reyes para el Athletic. Cuando pasaban más de ocho años del último paseo en Gabarra, Julen nació para el fútbol en San Mamés. Bien le hubiera gustado haber debutado cincuenta años antes. O al menos, diez.
Julen tuvo la suerte de que su nacimiento coincidió con la llegada de un entrenador que podía explotar sus virtudes. Jupp Heynckes, y sólo él, apostó por olvidar el rechace como táctica, y buscar la triangulación y la sorpresa como método de producción. La distribución en serie y las llegadas por banda pasaron a formar parte de una filosofía que requería un distribuidor y un llegador. Y Julen fue todo eso y mucho más. Gracias a su simplicidad, su fútbol fue una tela de araña de pases previsibles pero rápidos, de cambios de juego que desbordaban defensas y de balones diagonales que ponían en franquía a los delanteros. En todo eso destacó y logró un Athletic cohesionado que ganaba por sistema y perdía por carencia de ambición. Pero todo eso no le hubiera bastado para ser un ídolo de masas. Eso lo consiguió gracias a algo más que su físico de querubín: lo consiguió gracias a su definición. Pasan los años y España sigue sin haber parido un mejor definidor. Quizá Villa se aproxime, pero no le falta la variedad de recursos que tuvo Julen. Guerrero la colocaba pegada al palo con la izquierda, la elevaba por encima del portero con la derecha, la picaba de cabeza al palo contrario. Disparaba las faltas a la escuadra, se anticipaba en los corners que no lanzaba y marcaba goles olímpicos en los que lo hacía. Fue tan buen y variado rematador como Van Basten. Pero si al holandés se lo llevaron por delante las lesiones, al fruto de Lezama se lo llevó la propia Lezama.
Pocas veces un futbolista habrá cometido un error tan grande en su carrera profesional como Julen al no salir del Athletic a mediados de los 90. Su nula evolución le llevó hasta la involución. A eso contribuyeron muchas cosas y ninguna ligada a su falta de profesionalidad. Contribuyó sobremanera la ausencia de objetivos, ayudó su contrato de ¡14 años!, definió su físico algo endeble a las lesiones y le finiquitó un entrenador ególatra (Luis Fernández) que acabó su vida bilbaína tirando atrás todo lo que Heynckes y Guerrero construyeron. El rechace volvió a ser táctica, y la vida de Julen se había consumido con un alma de ganador y un cuerpo de perdedor.
Desde hace veinte años, la gente (especialmente los ingleses) recuerda el mundial de México 86 por el -ó los- goles de Maradona. Triste, pero muy probablemente dentro de veinte años la gente recuerde el de Alemania 2006, por el mentado cabezazo de Zidane. Lo cual, por otro lado, le haría justicia a tan nefasto torneo. Ese mundial en donde fué más memorable una agresión que un gol.
La acción -por llamarla de alguna manera- ya ha sido objeto de todo tipo de fotomontajes, animaciones y demás juguetería electrónica. Pero lo insólito es lo siguiente:
Con un sentido de la oportunidad que ni el Koala, un grupo francés llamado La Plague, ya han compuesto y grabado está canción -videoclip incluído- titulada no sin su dosis De Coup De Boule. El video recuerda las glorias del protagonista -Zidane y sus diferentes expulsiones a lo largo de su carrera- también hace referencia a la mala puntería de Trezeget, y la nula participación de Barthez en la tanda de penalties de la final. No se me escape mencionar al bueno de la película, al pequeño Materazzi, que por unos centímetros falló un patadón que podía haber ameritado filmar un episodo más de la saga aquella de los hermanos Wachoski.
Dicen que el burlarse de uno mismo es signo de madurez. Mientras en Francia ya es todo un éxito, ¿Que opinará Zizou de todo esto?
Con el de Corea y Japón ya son dos los mundiales consecutivos sin buenos equipos, sin fútbol, y la FIFA a lo suyo. Ha desvirtuado el campeonato, pasando por alto unos factores que para mí deberían ser fundamentales:
En primer lugar la nacionalidad de origen. Hemos visto como dos polacos jugaban contra Polonia, como la selección de África vestía de azul, como un argentino se coronaba campeón del mundo con Italia y como una pléyade de jugadores mediocres brasileños abrazaban desde el Corán hasta las instrucciones de la PlayStation con tal de vestirse la camiseta de una selección mundialista.
Segundo, se lleva el Mundial a países como EE.UU., Corea, Japón o Sudáfrica. Idea a la altura de traerse el mundial de rugby a España.
Tercero, crea trofeos al mejor jugador del mundial, al mejor jugador del partido... que evitan formar un colectivo. Nadie le tuvo que decir a Maradona lo bueno que era.
Y para no extenderme más simplemente mencionaré la escandalosa relación con las dos grandes marcas comerciales del fútbol.
¿Hasta cuándo permanecerás en silencio José María?
El fútbol es un juego. Un juego hecho para ganar. Un juego para que un equipo gane a otro equipo. Y la única forma de hacerlo es jugar en equipo, ganar en equipo. No importa el medio. Una rápida mirada a cualquier periódico o la escucha inoportuna de cualquier tertulia radiofónica o catódica nos da el mismo resultado: todos hablan de jugadores, nadie habla de fútbol. Desde la súbita creación de la figura del “crack mediático”, no sólo todos los jugadores quieren serlo a fuerza de patillas afiladas y complementos, sino que todos los periodistas quieren que éstos lo sean. No sé si los motivos son económicos en forma de mayor audiencia o son simplemente religiosos en la búsqueda de nuevos ídolos que venerar, pero entre unos y otros, ya no se habla de fútbol, sólo se juega al fútbol. Y curiosamente, como este Mundial demuestra, los cracks mediáticos de los que la gente habla son los que no ganan, sólo ganan cuando dejan de serlo y se convierten en futbolistas, en empleados dentro de una cadena de producción que tiene muchos productos intermedios y un único producto final: el gol. Así, el Ronaldinho de Brasil obsesionado con epatar sólo gana en el Barça cuando presta su talento para dar pases a Messi. Y el genial argentino deja de serlo cuando intenta conducir y regatear hasta su sombra para impresionar a Pekerman y así, volver a conseguir la titularidad. Pero la titularidad se gana de forma simple, se gana ganando, jugando en equipo, haciendo pases como norma y regates, como recurso. Ambos pierden con sus selecciones, ambos ganan con su equipo.
Y es que su equipo es el más claro exponente de la victoria colectiva. Grecia ganó la Eurocopa con un fútbol sesteante. Italia ha ganado el Mundial con el fútbol necesario. El Oporto o el Liverpool ganaron la Copa de Europa con un fútbol equilibrado. El Barça o el Madrid han ganado la Champions con un fútbol maravilloso. Todos han practicado un fútbol distinto. En todos había un denominador común: practicaban un fútbol colectivo. Un fútbol de escasa distancia entre líneas, de equilibrio en la distribución zonal, de apoyos continuos en la presión, de preparación milimétrica de las jugadas a balón parado, de sorpresas planificadas con el juego en movimiento. Un fútbol de grupo, un fútbol de equipo. Gracias a él, hay muchos jugadores que se han vuelto famosos, pero sólo se han convertido en cracks mediáticos al modo de Cristiano Ronaldo o Beckham, cuando han salido de esos equipos, cuando se han ido a sus selecciones.
Como siempre, el peligro es la demagogia. Fútbol colectivo no equivale a fútbol defensivo. Rijkaard o Del Bosque lo han demostrado. Pocos equipos tienen tan preparada la salida colectiva del balón como el Barça, pocos han hecho tanto daño con triangulaciones como el Madrid del salmantino. Haciéndolo destrozaban las defensas rivales, mantenían la pelota como modo de defensa y se distribuían de modo que estuvieran colocados para poder parar el presumible contraataque.
Pero aunque las apariencias sean muy distintas, entre Grecia y el Barça no hay tanta diferencia de conceptos. Hay unidad de grupo y fusión defensa-ataque, con una diferencia clave. Y ésta no la marcan los cracks mediáticos, ésos como mucho marcan los goles. La diferencia la marca la calidad de los medios centros. Es la que hay entre Xavi y Déco, y Vassinas y Zagorakis. Unos hacen más rápida y precisa la transición y hacen excelentes a Messi y Ronaldinho, y los otros guardan el sitio, templan la pelota para esperar la salida conjunta del equipo y sacan los córners a la cabeza de Charisteas. No es la diferencia entre la derrota y el triunfo, es la diferencia entre el aburrimiento y la belleza.
"El tiempo es el juez inapelable que da y quita razones" - José María García
Pasa el tiempo y pasa el fin de semana y pasa el Mundial y se pueden extraer de él muchas conclusiones, pero una es la principal: no importa cuánto te apoye o te critique coyunturalmente la prensa, el tiempo te coloca en tu lugar. Eso le ha pasado a Zinedine Zidane y eso le ha ocurrido a Florentino Pérez. Vencedores:
Pedja Mijatovic: Pese a que tenga más adicciones que el espíritu de Carmina Ordóñez y más hipotecas morales que Michael Moore con George Bush, el hombre de La Séptima ha provisto a su amigo Zoran Vekic del puesto de trabajo que siempre soñó: Asesor Deportivo de fichajes. En las Islas Caimán se aprestó a celebrarlo la Fundación SlobodanMilosevic.
Joan Laporta: Su fichaje estrella de David Beckham puede quedar igualado por el de Kaká.
Deloitte & Touche: El contrato de auditoría (y consultoría) que va a conseguir de manos del Madrid puede hacer temblar la fama del caso Enron.
Vanderlei Luxemburgo: Por escalofriante que parezca, el inventor de la fórmula del "Cuadrado Mágico" hizo su mejor operación al vendérsela a Carlos Alberto Parreira: ha servido para que le destituyan y el pueblo entero pida su sustituto, el Comandante Luxa.
Zinedine Zidane: No importa lo mal que juegues durante dos años y 92 minutos y medio, si en el último segundo de un partido ya decidido, marcas un gol regateando al peor central del Campeonato, la prensa te va a convertir en el ídolo del Mundial. Aunque luego te vuelvas el villano. Por el camino pueden quedarse jugadores sublimes como Torsten Frings, Osorio o Xabi Alonso, pero no importa, sólo son víctimas colaterales de la fama.
Vencidos:
Sven Goran Eriksson: Los planteamientos y mecanismos que ha conseguido generar en seis años de trabajo en Inglaterra le harían incapaz de dirigir una cadena de montaje que no necesita empleados.
Ronaldinho/Messi: Ha quedado claro que sus equipos los hacen mejores, les dan un sitio en el campo dónde explotar su velocidad y su llegada, disimulando su individualismo.
Florentino Pérez: Goebbels no llegó tan lejos como él en su afán de revertir la democracia; Lucky Luciano, tampoco. Sus candidatos elegidos para hacerle grande, sus 8000 papeletas firmadas por Manuel Redondo, sus sacas de votos que aparecían al abrir puertas de armarios, sus "embellecimientos" de los balances, su desvergüenza al colarse en la fila de votación… Todo salió a la luz cuando el sol iluminó su cara en pleno abucheo.
El fútbol del arte, de la técnica refinada, del espectáculo -personificado por Zidane-, dobló las manos ante la provocación del antifútbol - interpretado magistralmente por Matterazzi- convirtiéndose en parte de éste último. Fue engullido.
Los que mejor pueden entender esto son los fanáticos de Star Wars. Hasta el mejor de los Jedi tiene su lado oscuro (y el de ZZ es bastante oscuro), y si se deja seducir por él, puede llegar a traicionar todos sus principios., para convertirse en Lado Oscuro en estedo puro. Obi-Wan dixit.
(¿Con qué rama de la genealogía de Zizou se habrá metido el astuto Matrix para encenderlo de tal forma? Aqui una encuesta, y no se pierdan este video con sus mejores entradas.)
Así pues, ganó Italia, no se de que se sorprenden, si alla por Abril se publicó en Las TermóPilas, y en muchos otros blogs que esto iba a suceder.
Estoy muy contento de que se haya terminado el Mundial. Hace dos años me perdí del Holanda-Chequia, el mejor partido de la Eurocopa de Portugal, por ir a un concierto de un cuarteto de cuerdas en una capilla barroca.
Esta vez juré que no me pasaría lo mismo. Me fumé muchísimos partidos, y no cuento ni tres que hayan merecido la pena. Sigo con un debate interno entre haberme perdido un concierto de los Black Eyed Peas, por ver la eliminación de México contra Argentina.
Si a todo esto le sumamos el triunfo de Grecia en la Eurocopa del 2004, podemos ir viendo el futuro que nos espera. Hoy por hoy el único resquicio de esperanza es el Barça, que espero perdure como ejemplo histórico de resistencia.
El Mundial es el escaparate perfecto para descubrir a jóvenes valores, para confirmar alternativas, para que los veteranos demuestren por qué han llegado donde están; de la misma forma, en los momentos de máxima presión también salen a la luz los peores vicios y defectos…
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Hace mucho tiempo que Roberto Carlos dejó de ser futbolista, si es que alguna vez lo ha sido, entendiendo el fútbol como un deporte colectivo en el que el éxito del grupo depende, además del talento y del sentido táctico, del grado de sacrificio y solidaridad de cada individuo. La secuencia de fotos que viene a continuación es sólo un ejemplo más de la conducta habitual de Roberto Carlos en el terreno de juego, pero esta vez le ha costado la eliminación a Brasil, esta vez eran testigos cientos de millones de espectadores, esta vez no le puede echar la culpa a nadie…
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Cada Mundial nos deja detalles con una fuerte carga simbólica; éste es el del ocaso de aquel que sólo fue estrella para marcas publicitarias, aficionados al fútbol de artificio y propietarias de locales de nada dudosa reputación… - gallarre