Fútbol Colectivo

En el Bar suena una lista de 23 canciones sobre Maradona, (¡Veintitrés!) lo cual me hizo recordar el Camino de San Diego y las otras películas sobre Diego que no he visto. Hago cuentas y no doy con algún otro personaje que en tan poco tiempo haya sido tal fuente de inspiración.

Esto me hizo recordar el gran artículo de Rodrigo Fresán titulado Las Tinieblas del Corazón. Futbol Argentino y Mal de Maradona, del que escamoteo este parrafito:

Dieguito, El Diego, Maradó, El Pelusa, El Pibe 10, el blasfemo que cuestiona al Papa, el ignorante que celebra a Bin-Laden, el protagonista fascinado y consciente de ese Truman Show que es su vida, es una inversión del mismo signo: los argentinos son la carne en la parrilla y Maradona los viene masticando desde hace más de dos décadas.

...que a su vez, inspiró este post, con el que aprovecho para presumir a quienes pasen por aqui, que yo fui uno de los cien mil y tantos mortales que llenamos el Estadio Azteca aquella mítica tarde de 1986, la del barrilete cósmico y la mano de Dios. Si eres argentino, ahora estás pensando que hijo de puuuta...).

El Valencia lleva en el último año siendo el equipo que más jugadores aporta a la selección nacional. En el partido de mañana concretamente serán titulares : Marchena, Silva, Villa, Albelda y Morientes, 5 jugadores. Este privilegio antaño solo estaba reservado para los dos grandes: Madrid y Barça. Podemos además incluir a otros 6 posibles titulares y que por diversos motivos, mañana no lo harán: Angulo, Del Horno, Joaquín, Vicente, Baraja, Cañizares.

Además en su plantilla cuenta con dos de los jugadores con mayor proyección de España: Albiol, el central con mayor proyección de España y Gavilan, extremo zurdo internacional en todas las categorías inferiores y que realizó una campaña excepcional en el Getafe. En el horizonte se anuncia el fichaje de Alexis, jugador malagueño, internacional en las categorías inferiores de España, y pieza cotizada por muchos clubs.

Es el único equipo español que podría montar un once de garantías integramente con jugadores españoles, y que en el futuro pueden seguir haciendolo. Si excluimos naturalmente al Athletic de Bilbao.

¿ A qué es debida esta situación?

Claramente a la Estrategia del Club. Independientemente del secretario técnico, llevan 4 en los últimos 4 años, entrenador, mismo ratio; los fichajes tanto para el primer equipo como para los filiales son de jugadores con mucha proyección. Esto ha generado una corriente de opinión entre los profesionales españoles que permite fichar a jugadores en mejores condiciones que otros clubs. Recientemente la joya de la cantera blanca, JuanMa Mata, ha anunciado que abandona la disciplina merengue y se marcha al Valencia.

La estrategia del club da sus frutos los jugadores españoles ven la posibilidad de jugar minutos, confianza en sus cualidades, y con proyección internacional, la presencia del Valencia en competiciones internacionales en los últimos años es brillante.

Esta estrategia le ha permitido al Valencia contar con profesionales comprometidos, que no necesitan período de adaptación, que conocen la liga y que pueden rendir desde el primer día. Los resultados deportivos le avalan.

En breve el Valencia contará con dinero fresco, por la recalificación de Mestalla, ¿ A por quién irá el Valencia? Apuesten. La mía es clara veo a Fernando Torres de Blanco pero con el murciélago en el pecho.

Según Onda Madrid, Emerson no ha podido ir al único partido que puede jugar hoy en día, el de Amigos de Zidane contra Amigos de Ronaldo.

Por lo visto, y aunque parezca de coña, el antes capitán de Brasil y ahora suplente de masajista se lesionó en los lumbares al recibir el abrazo de dedicatoria de Robinho.

Se estima su candidatura para pasear a jubilados por parques sin petanca.

La prensa de hoy habla de partidazo. Es posible que lo fuera, pero de balontiro.

Hacía tiempo que no se veían dos equipos grandes tan deshechos como el Madrid y el Barça. Ni el uno ni el otro mantuvieron ayer el más mínimo orden, la más elemental estructura, la más simple solidaridad. El Madrid de Capello, un equipo nacido para defender, defiende peor que los alemanes en "Evasión o victoria". El Barça de Rijkaard, un equipo nacido para atacar, mueve la pelota peor que el Wimbledon de Vinnie Jones. El Madrid de Capello, un equipo acostumbrado a crear no más de dos ocasiones de gol por partido, ayer pudo marcar diez goles. El Barça de Rijkaard, el equipo que menos ocasiones de gol recibe y que últimamente genera, pudo ayer marcar tantos como encajar. El Madrid y el Barça fueron una calamidad. Una calamidad que generó un derby divertidísimo.

Como en el colegio o como en el viejo fútbol inglés, al crecer la entropía apareció la emoción. Al ganar la batalla el caos, resplandecieron los jugadores. Sumergidos ambos equipos en un tubo que era el eje central, carentes de bandas y del más mínimo riego cerebral, dos jugadores aparecieron para poner la luz. Uno puso el tendido eléctrico y los interruptores, el otro encendió la luz.

El primero fue Guti, autor de un partido majestuoso. Robó adelante, desequilibró con sus quiebros, rompió con sus diagonales y destrozó con sus pases de la muerte atrás. Convirtió el balón parado en asistencias, generó profundidad con sus envíos, apoyó la salida del balón y llegó arriba para generar penalties y expulsiones. Fue el amo y señor del partido, dio velocidad con los empates y pausa con las ventajas. Él solo mereció acabar con las carreras de Márquez, Oleguer y Thuram.

El otro podría haber sido el sublime Van Nistelrooy, pero a falta de Puyol, Valdés se ocupó de que no lo fuera del todo, de que lo fuera Lionel Messi. El argentino no fue Guti, no fue decisivo en el juego, lo fue en el resultado. En el reino del caos él no estructuró ni generó orden, él se aprovechó convirtiéndolo en oportunidades, en goles.

Guti y Messi mostraron lo que dos tipos pueden hacer cuando a su lado no hay sino dos equipos destrozados. Dos equipos que poco tienen que hacer en lo que queda de Liga. El Madrid seguirá deambulando y acabará cuarto o quinto. El Barça seguirá deambulando y muchas veces encontrará a su Messi. Igual le basta para ganar el título. Pero no para seguir creyendo en su grandeza.

No hay luz en el horizonte. El túnel en el que está metido el Madrid parece no tener salida. Todo las debacles que se pronosticaban desde el inicio de temporada se han visto cumplidas y superadas.

Capello ha resultado el entrenador menos resultadista y hasta va a tener que dejar de veranear en Marbella. Mijatovic ha pasado de héroe de la séptima a demonio de los jugadores y villano de la afición. Calderón ha abandonado su etiqueta de abogado menor y madridista para devenir en corrupto negociante antimadridista. El balón de oro y mejor defensa del mundo parece el peor. Y Emerson, el jugador cuya única virtud era ser un profesional intachable, se niega a jugar por miedo a la hinchada. El Madrid ha pasado de evangelizar el mundo a poner granjas de cerdos en Rumanía.

Visto que no hay luz, la única forma de encontrar una salida es encender la linterna. Y para encenderla tienen que volar bastantes de éstos, probablemente todos. Y los que lleguen tienen que olvidarse de tratar de salir del túnel rápido. Lo que deben hacer es identificar la salida y caminar despacio hacia ésta. Con un equipo joven que represente el fútbol de toda la vida del Madrid.

Y eso supondrá dejar que se equivoquen, estar otros dos o tres años sin ganar más que la autoestima. Supone olvidarse de luchar por Europa y tener a chicos entrenándose toda la semana para ser un equipo, cogiendo automatismos, haciendo combinaciones, preparando el juego aéreo. Supone hacer de Ramos, Torres, Gago, Higuaín, Robinho, Marcelo, Soldado la base del futuro. Supone tomar a los madridistas Raúl, Guti y Casillas como impulsores del cambio. Supone aprovechar lo que pueden ofrecer Van Nistelrooy, Diarra y Cicinho. Supone cargarse de una puta vez a los que quitan minutos a los que tienen que aprender, a Roberto Carlos, Helguera, Emerson, Cannavaro, Raúl Bravo, Reyes, Cassano... Supone olvidarse de reconstruir para construir. Con paciencia, con tolerancia al error, con serenidad. Con la luz de la linterna encendida.