La crisis viaja en puente aéreo
La crisis viaja en puente aéreo. Esta manida frase popularizada por el intelectual Javier Reyero, echado hasta de Telemadrid, resume la actualidad deportiva.
El emotivo derby del domingo ha cambiado las cosas hasta trastocar la coherencia, la lógica del punto de vista, las conciencias. Mientras Rijkaard asume errores en la alineación y en la colocación, Capello afirma que el cambio de tendencia se debe a su charla, que es como decir, que sólo se debe a él. El ego de ambas les delata. No importa que lleven las mismas Copas de Europa, el alumno todavía se siente alumno, y el profesor se siente dios. Por eso uno crea equipos de futuro, y el otro crea equipos de pasado. Por eso uno gana títulos con constancia, y el otro deja solares con vitrinas.
Es claro que el domingo Rijkaard se traicionó a sí mismo. Huele a la mano de Cruyff o a la necesaria diplomacia de un gestor de vanidades, pero el resultado fue que en campo se ausentó su jugador más regular –Márquez- y que optó por dar retos a quién sólo los había merecido fuera del Barça -Zambrotta, Thuram, Gudjohnsen-. No cabe duda de que todos éstos son grandes jugadores, pero tampoco cabe mayor certeza que asegurar que el Barça ha sido más grande cuando ellos no estaban. Por eso sorprendió tanto la apuesta, por eso sonó tan raro la confirmación del fracaso de Chelsea.
Pese a la apariencia de normalidad, tiene pinta de que algo raro ocurre en esa plantilla. Pueden suponerse distintas excusas: falta de descanso estival, pretemporada a lo Florentino, agotamiento de victorias, grietas en el grupo por la dilatada convivencia o simple comienzo de temporada cuando se apuesta por estar bien en marzo. Probablemente creo en todas y en ninguna. Probablemente creo que la causa mayor es la todavía cercanía del Mundial. Esa cercanía que llevó el fracaso a las fauces de varios triunfadores –Ronaldinho, Déco Puyol, Xavi-, el cabreo a otros –Messi, Edmilson, Giuly, Van Brockhorst- y la borrachera de triunfos a los últimos –Zambrotta y Thuram-. Esa cercanía y esas consecuencias creo que impide la automotivación inmediata, la vuelta a la actividad de grupo, al encuentro de nuevos retos. Pero esa cercanía tiene cura: el tiempo.
Lo que no sabemos es cuánto tiempo, si ese tiempo será suficiente para que tenga que acabar jugando partidos en el campo de un esforzado equipo austriaco o si será tan poco que le dará tiempo a voltear al Werder Bremen. En el camino, está la Liga, pero no parece que eso deba preocupar. La apuesta de Rijkaard deberá ser volver a los orígenes en Champions y seguir gestionando egos en Liga. Haciéndolo volverá a demostrar ser mucho mejor entrenador que Capello, mucho mejor equipo que el Madrid, mucho mejor que ningún equipo del mundo.
3 Comments:
Mato, tu odio por Capello no te deja ver el bosque. Simplemente consulta el blog de Perarnau e intenta aprender algo de fútbol.
No tengo odio a Capello, reconozco sus méritos: disciplina, espíritu ganadro, suerte y no empecinamiento en el error. De lo que no me vas a convencer, es de que crea un equipo a largo plazo
A largo plazo es dificil con un equipo titular con 5 jugadores por encima de los 30 años. En todo caso lo díficil era invertir una tendencia en la autocomplacencia, y la ausencia de esfuerzo. Y por eso se le contrató. Esto parece que está cambiando, poco a poco, tendrá que cambiar el juego del equipo.
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