Fútbol Colectivo

La verdad sobre Raúl

La vuelta de vacaciones nos dio de bruces con el mejor Madrid del año. Sin ser ninguna maravilla, estando en frente de un Osasuna equilibrado pero con algunos suplentes, el Madrid fue el equipo sólido que se le presupone a Capello. Tuvo la agresividad y solidaridad de un aspirante al título, de un equipo que genera múltiples ocasiones y apenas recibió una.

En un equipo en que brilló el conjunto, es injusto destacar individualidades. Pero la columna vertebral estuvo clara. Sergio Ramos y Diarra hicieron de sí mismos y Raúl fue el que fue y el que sigue siendo.

Lejos de las constantes críticas de la prensa, en el equipo que menos ocasiones crea, González Blanco lleva este año diez goles en jugada. Más que Ronaldinho. Pero las críticas nacen de la exigencia. Y la exigencia nace de la comparación con el excelso jugador que ha sido, probablemente el mejor jugador madridista desde Di Stéfano.

Nadie como él ha sufrido el declive madridista. Nadie como él ha sufrido la existencia de Ronaldo. Compañero de Laudrup y Zamorano, camarada de Mijatovic y de Suker, amigo de Zidane y Morientes, supo adaptarse al juego de todos ellos. La suma de lucha, presión, precisión y espíritu colectivo de todos ellos hizo que a su alrededor se generaran paredes y remates, asistencias y goles. Todos ellos se aprovecharon de Raúl, igual que Raúl se aprovechó de ellos. Esos años Raúl marcó treinta goles y generó otros tantos. Todo cambió al llegar Nazario de Lima.

Si bien durante dos años las cifras siguieron siendo las mismas, la ausencia de presión del brasileño hizo que el de la Colonia Saconia tuviera que redoblar su esfuerzo defensivo, hizo que tuviera que bajar su posición para volverse pasador de Ronaldo. Y no sólo eso, cambió la forma de jugar del Madrid, que pasó del juego combinativo de llegada por bandas, que tanto le beneficiaba al madrileño al juego de contra que por su falta de velocidad tanto le perjudicaba. Ahí estuvo su talón de Aquiles.

El rendimiento comenzó a bajar. Y tan implicado y generoso como siempre, tuvo que tirar de su descomunal sentido de la responsabilidad para tratar de convertir al equipo en lo que, con el genial brasileño, estaba dejando de serlo. Aumentó su kilometraje y bajó su efectividad. Los Paco González y Robertos Gómez lo pusieron en la diana. Luis Aragonés lo remató. La afición siempre estuvo con él.

Pero Raúl sigue vivo. Y cada vez que, como ayer o como contra el Bayern, el Madrid sigue apostando por un fútbol de llegada por bandas y él parte de la mediapunta, sigue siendo el mejor. Por visión de partido, sabe lo que conviene en cada momento. Por visión de juego, reparte siempre al primer toque. Por visión de los espacios, sabe llegar donde nadie está. Por visión del juego estático, sabe hacer daño a balón parado. Por autoridad sobre sus compañeros, sabe implicar y ordenar. Por visión de club, sabe generar un equipo.

Y con todos sus males, desde la fuga de Ronaldo y la baja de Beckham, el Madrid ha vuelto a ser un equipo. El Real Madrid ha vuelto a ser el Raúl Madrid.

posted by Alberto Córdoba @ 7:57 a. m.